"El judaísmo de Jesús nos abre un nuevo horizonte, sobre todo para los cristianos"
«Su respeto a la figura del rabino Jesús sobrepasa la de cualquier erudito cristiano, porque elimina todos los elementos cristológicos que durante siglos el cristianismo ha añadido en un intento de divinizarlo».
Es un placer presentar el último libro del Dr. Mario Saban: El judaísmo de Jesús.
Todos los libros de su ya extensa bibliografía son un reto para el presentador pero, atención, también para el lector.
Para leer con toda la profundidad esta obra que hoy presentamos hay que olvidarse de nuestra formación cristiana, estructurada a base de sucesivos dogmas que, como un guía en el camino, nos quieren acercar a Dios. Hay que eliminar de nuestra mente la estructura jerarquizada de la Iglesia Católica y sumergirse en la cultura judía, la del siglo I de nuestra era.
Ahora mismo podríamos hacer una reflexión fácil, y matizar que las cosas han evolucionado mucho y el cristianismo ha sido un factor importante en dar un punto de vista más actual de aquellos sucesos históricos de hace más de 2000 años, pero la moral y la ética son vigentes ahora y hace dos mil años. Además hay que tener en cuenta que cada domingo se recuerda una cena que se celebró hace 2009 años. El Dr. Saban nos descubre una sociedad judía alejada de los tópicos que el cristianismo nos ha descrito desde siempre.
El judaísmo de Jesús es un libro interesante, documentado, y nos abre un nuevo horizonte, sobre todo para los cristianos. Recomiendo que leáis las notas a pie de pagina, son un complemento importantísimo y que nos amplia la información, tanto desde el punto de vista biográfico de los autores citados, como amplía y concreta muchos conceptos dignos de recabar, haciendo un breve receso en la lectura.
En la introducción, el autor nos hace una síntesis del libro pero, atención, hay que leer las consideraciones y advertencias. Intenta no herir sensibilidades, pero a la vez tampoco quiere esconder la verdad al lector. Denuncia verdades a medias, así como falsedades que durante 2000 años se han escrito y continúan escribiéndose sobre Jesús.
No nos quiere convencer de nada, como judío no es apologético, o sea, no predica que nos convirtamos al judaísmo, de la misma manera que tampoco lo hacían los rabinos del siglo I, entre ellos, el mismo Jesús, que nunca supo qué era el cristianismo.
La obra está estructurada en 25 capítulos, que van desde las enseñanzas rabínicas de Jesús, la ética de Jesús, el amor a los enemigos, los alimentos prohibidos del judaísmo de Jesús, el origen judío de la bienaventuranzas, las mujeres en el judaísmo y la posición de Jesús, o también Jesús un rabino excepcional, entre otros.
En el preámbulo de cada capítulo, el Dr. Saban cita un personaje significativo, escritor, teólogo, rabino, pero me llamó la atención la del Dr. Esteban Vegahazi, rabino judío de origen húngaro, que dice:
“Para nosotros los judíos, la persona de Jesús no es divina, sino profundamente humana. Fue un hombre lamentablemente que fue incomprendido muchas veces. Un hombre judío, que nació como judío, vivió como judío y murió en la cruz como un judío, y nunca dejó de querer y amar a Israel".
Cuando lees estas palabras y después de leer el libro, piensas que puede que los cristianos nos saltamos el capítulo más importante de la vida de Jesús.
El profesor Saban nos describe la situación política e ideológica en tiempos de Jesús y las distintas divisiones entre grupos: los esenios, los saduceos y los fariseos. Era una época de transición en la que, como dice el mismo autor, se crearían las bases para que la tradición oral del judaísmo años más tarde diera como resultado el nacimiento del Talmud.
El autor identifica al rabino Jesús en una sociedad en plena transformación religiosa, donde las corrientes teológicas de las dos escuelas rabínicas fariseos, Hillel más tolerante, y Shamay más ortodoxa, estaban en pleno debate teológico.
Pero la escuela de Hillel fue la que renovó el judaísmo y lo preparó para los cambios que llegarían, con la destrucción del Templo y de toda la jerarquía sacerdotal.
Niega el tópico cristológico de Jesús en lucha contra los judíos, y en especial los fariseos; era y es una dinámica habitual y necesaria en el judaísmo. En el judaísmo el debate interno era y es muy importante para poder alcanzar la esencia ética de la Torá. El autor relata que Jesús era fariseo, muy probablemente de la escuela de Hilel y apunta esta posibilidad porque el movimiento fariseo creía en la resurrección de los muertos y la venida del Mesías, todo al contrario de los sacerdotes del Templo, además a los fariseos les llamaban rabí.
Nos describe el antagonismo entre saduceos y fariseos que, aparte de las diferencias teológicas, la vinculación política de los saduceos con el poder del ocupante romano fue el detonante que provocó la condena a muerte en la cruz como insurrecto contra el imperio.
El Dr. Saban identifica a Jesús como un judío, fiel a la Torá. El autor nos recuerda que Jesús no derogó la Torá, o sea, la Biblia Hebrea, sino que la radicalizó, hasta el punto que algunos aspectos son muy parecidos a la más ortodoxia judía de hoy en día.
El autor lleva a cabo un análisis sistemático donde demuestra que todo lo que predicó Jesús era ética judía y que todo procedía de la más antigua tradición del pueblo de Israel.
Sólo hay que leer el evangelio de Mateo, capítulo 5:17:20 donde dice: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido".
Jesús era, podríamos decir en términos actuales, un buen comunicador, pero nunca se apartó de la más ortodoxia judía. El autor insiste que lamentablemente toda la teología cristiana que habla de la nueva ley y del nuevo concepto de amor se hunde cuando encontramos la ética y la moral que predicaba Jesús, en el seno de la tradición más antigua del judaísmo. Hasta el punto que el propio Dr. Mario Saban dice: "Si hipotéticamente admitiéramos lo que dice la teología cristiana ha repetido durante siglos, lo importante es que fue un judío llamado Jesús quien lo enseñó”.
En fin, todo está muy lejos de la teología cristiana, donde el dogma nos impide la discrepancia. Por eso, al inicio de la presentación os he mencionado que nos habíamos de desprender de los elementos gentiles o paganos que fueron incorporándose, a partir del siglo II, con un único objetivo: crear el cristianismo.
Particularmente, muy a menudo tengo dificultades para entender las sagradas escritura que se leen en la misa, porque en numerosas ocasiones el fragmento extraído queda fuera de contexto.
Además, los sacerdotes, en los sermones dominicales, a falta de cultura judía, tradicionalmente aplican la exégesis, o sea, interpretan las palabras de los evangelistas desjudaizando el contenido real del texto.
Creo que cuando un texto que se ha escrito dentro de la ética judía, y se la desposee del espíritu con el que se redactó, pierde todo el significado y pasa a ser una cosa híbrida que, entonces, sí que necesita de la cristología y la interpretación para darle una nueva ideología. Es lo que ha llevado a cabo el cristianismo durante 2000 años.
El Dr. Saban nos dice que, a partir del siglo II, la combinación entre la persecución romana de los judíos sediciosos y la masiva entrada de gentiles provocó el nacimiento del cristianismo.
Pero la problemática que introduce el Dr. Saban en el mundo cristiano no es si era judío o no, cosa que por otro lado no provoca demasiadas discusiones en la diversas confesiones cristianas, sino que todo su pensamiento, la moralidad, la ética y la religión que Jesús predicaba no era nueva, sino de la Torá.
La necesidad de independizarse del cristianismo frente al judaísmo llevó como consecuencia, según Mario Saban, la obsesión cristológica, o sea, el miedo a volver a las raíces del cristianismo o sea el judaísmo. El Dr. Saban añade: todo retorno al origen comporta asumir el judaísmo el cien por cien.
El profesor Saban critica la cristología como herramienta externa de la teología cristiana, que tiene por objetivo modificar la sustancia ética de Jesús. Mientras Jesús buscaba, como judío observante, el perfeccionamiento de la ética del judaísmo, la cristología intenta independizarse, creando una nueva corriente: el cristianismo.
Entonces, como cristiano, y después de comprobar que la forma de comprender a Jesús es a través del judaísmo y que podríamos afirmar que militamos en dos religiones diferentes, a pesar de los enormes vínculos que las unen, me pregunto, si Jesús era un rabino que nunca predicó a los gentiles, ¿cómo gentil, me quedo fuera del círculo?
Creo que este problema lo genera el mayor conocimiento de la figura de Jesús, y que se había quedado en los libros prohibidos de los monasterios y la bibliotecas vaticanas cerradas al público durante siglos y que no escondían nada esotérico ni novelesco, sino la verdad: la de Jesús, el rabino, que predicó a su pueblo, y que nunca se dirigió a los gentiles.
En el evangelio de Mateo, capítulo 10:5-6 nos dice: "por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel".
Solo nos queda el consuelo de pensar que el judaísmo dice que, si cumples con los siete preceptos de Noé y crees en Dios, también te salvarás. Porque el judaísmo no es excluyente, pero tampoco misionero, y deja libertad para escoger el camino que desees.
El Dr. Saban describe la figura de Jesús con una pulcritud y admiración como la de sus antepasados del siglo I, que vieron en el rabino Jesús una persona singular y una esperanza para Israel.
Su respeto a la figura del rabino Jesús sobrepasa la de cualquier erudito cristiano, porque elimina todos los elementos cristológicos que durante siglos el cristianismo ha añadido en un intento de divinizarlo. Nos humaniza el rabino jesús para así poder admirarlo en toda su capacidad de transmitir la luz del conocimiento, necesario para poder llegar a Dios.
El autor nos dibuja un Jesús obsesionado para que el pueblo, el pueblo de Dios, humillado por la opresión de la ocupación romana de su tierra pudiese volver a poseer la esperanza de ser una nación, por esto ora, pide y exige el retorno a la mas pura ortodoxia de las rices mosaicas y así volver a ser el pueblo elegido que llego a la tierra prometida creyendo en un solo Dios, a pesar de que convivieran en una mundo pagano que los quería y los quiere hacer desparecer.
Ahora querría, ya fuera de esta presentación, explicar al Dr. Saban que, aquí en Olot, había una pequeña comunidad judía de la que no queda mucha documentación histórica. Según del Dr. Grau Montserrat, vivían entre la población gentil. Grau Montserrat dice: se trataría de unas familias llegadas a Olot posiblemente para estar mas cerca de sus intereses materiales y poderlo atender mejor.
Estaban los Zarc, los Biona, los Astruc, los Maimó y los Rabestenys.
Gracias, Mario, por tu libro.